¡Fui al Ópera!

Los que han seguido mis historias en este blog recordarán lo mucho que me gusta la música y también que he escrito un par de veces sobre el Ópera de Viena (der Wiener Staatsoper), la sala de conciertos más importante de la ciudad.

Bueno, hace muy pocos días fui a ver uno de los conciertos más bonitos de mi vida. No fue de ópera, sino una presentación de Gilberto Gil, uno de los cantautores brasileños más importantes de la música popular del mundo. El compositor mezcla ritmos tradicionales de Brasil, con rock, jazz, psicodelia y etcétera, con una identidad especial muy propia. Lo he escuchado desde hace muchos años y estoy muy feliz de haber podido ir a verlo. Gilberto Gil tocó en el Festival de Jazz de Viena, donde también se presentaron Omara Portuondo (una leyenda viva de Cuba) y el famosísimo Bobby McFerrin, con su “Don´t worry, be happy”.

¿Qué me pareció el Ópera? Mucho más pequeño de lo que imaginaba, aunque sí es muy alto, como un gran cilindro. Al centro están los asientos principales, y los rodean los balcones típicos que uno se imagina cuando piensa en un teatro viejo (sí, esos donde están los francotiradores). Algo así. También me pareció muy elegante, mucha gente muy bien vestida, de etiqueta en modo “realeza”. Interesante, no tanto mi estilo, pero divertido verlo.

La arquitectura del lugar es espectacular. Solo el ingreso, antes de ir a la sala, es un espacio hermoso lleno de detalles. Creo que uno necesitaría días para ver con detenimiento solo esta zona del Ópera.

En el concierto, el sonido era increíble, y al final, toda la gente de pie, convirtiendo el prestigioso Ópera de Viena en un campo de baile. Un maestro Gilberto Gil y una bendición enorme estar acá y poder ver estos conciertos.

Mientras se pueda, hay que estar atento a las cosas que pasan por acá y ver qué tiene Viena que ofrecer. Siempre hay algo muy bueno sucediendo.