Mi camino a la escuela en bicicleta

Vivo en el segundo distrito y voy cada mañana a la escuela en bicicleta. Al comienzo, cuando llegué, era el peor mayo en los últimos 20 años y me empapaba de lluvia y moría de frío. Entonces había pocos ciclistas en la ruta. Ahora que hay sol todo el día, la ciudad está llena de ellos y a la gente en general se le ve más feliz, más contenta en su ropa veraniega, sandalias y vestidos.

Ir a la escuela me toma 19 minutos. Voy respirando en calma mientras veo los edificios, los cafés, las personas, los trenes, los árboles, el Stadtpark (parque del estado), los semáforos, el canal del Danubio, las vitrinas de los negocios, etc. Me gusta la arquitectura de esta ciudad y ahora comprendo con más claridad cuál era el ideal de Lima, la capital del Perú, una ciudad fundada y construida como colonia española, con ideal europeo. Pienso en esto y deseo profundamente que mi país ya no sea una copia de ningún modelo, sino por fin un modelo de sí misma.

Me encanta ir en la ciclovía y su orden. Descubrí lo mucho que me gusta el orden, mientras sea coherente y mejore la vida de las personas. Eso me gusta de Austria: que es tranquilo, ordenado y fácil para vivir. Al comienzo me daba mucho miedo ir en la ciclovía por la gran cantidad de reglas. Tenía temor de romper alguna y tener problemas. Después empecé a conocer un poco más y puedo decir que la bicicleta se ha vuelto mi transporte oficial. Me va muy bien con la bicicleta porque puedo ver la ciudad, hacer ejercicio, ahorrar dinero y no generar residuos al ambiente.

Voy por el “ring” hacia la escuela. La planificación de calles de Viena es interesante: no es como muchas ciudades del mundo, organizadas en cuadrados. Tiene un centro (el primer distrito) que está rodeado por una calle llamada el “Ring”, el Anillo, que tiene por un lado el canal del Río Danubio. En torno a este anillo, las calles se abren como líneas diagonales, organizando una ciudad que se forma como una estrella, o como una mano que abierta.

La Deutschakadamie se encuentra en el anillo, al frente del Ópera, que es la sala de conciertos más importante de Austria. Acá se hace, por ejemplo, el famoso concierto de Año Nuevo y hasta donde sé, todos los emblemáticos de la música occidental, han tocado ahí. Ahí dejo estacionada mi bicicleta y cruzo tranquilamente hacia la academia de lunes a jueves.

Viena es una ciudad amigable para ciclistas y esto mejora mi experiencia de vida y también mi calidad de aprendizaje de alemán.