No estás solo

Por más que aprender el idioma es todo lo fascinante que he narrado, hay días en que me canso.

Días en que me agoto mentalmente y quiero encerrarme en una cápsula hermética donde solo escuche español. Y si esta cápsula puede viajar y llevarme por un par de horas a mi ciudad, entre los que conozco y me permite salir a caminar por mis calles, a comer mis comidas y ver las mismas cosas de siempre, pues muchísimo mejor.

En estos días me siento triste porque que me parece muy difícil. Se me traba la lengua, siento vergüenza, olvido todo lo que aprendí y no entiendo nada. Me pasa rodeado entre mis amigos austriacos, cuando se juntan por unas cervezas y los acompaño, y trato de captar la conversación. Entonces me pierdo, no encuentro una sola ancla de la cual colgarme y tengo esta terrible sensación de no ser nada, estar desaparecido en un agujero donde no sé qué hacer en un grupo si no puedo ni hablar ni escuchar.

Entonces reviso sin motivo mi móvil, tomo mi cerveza ansioso y doy vueltas en mi cabeza sin saber qué pensar. Ellos son muy buena onda y se dan cuenta de que estoy hundido y me empiezan a hablar en inglés y esto me va bien por un rato, pero luego también me canso porque este idioma también me cuesta y no soporto la presión de hacer que un grupo de cinco personas cambie su idioma por mí.

Ya me he sentido varias veces así y mi respuesta natural es evitar estos espacios y cerrarme a mí mismo, ir a la habitación, ver películas en español, llamar a alguien en el Perú para hablar o buscar a un latino. No sé, solo quiero a veces tener mi vida de siempre ¿Está mal eso?

Yo creo que no. Pero lo que aprendí es que no estoy solo en esto. Muchas personas pasan lo mismo u otras ya lo han pasado. Hablé con un amigo extranjero que aprendió alemán y le conté lo que me pasa a veces y me contó su experiencia: ¡era lo mismo!

Así que no estamos solos. Todo lo que pasa, lo bueno y también lo difícil, es parte del camino. Así que, depende de nosotros elegir lo que queremos: si pasarlo quejándonos por lo que pasa, o simplemente pasarlo.

Una vez acá escuché una respuesta buenísima ante la queja de un niño que se quejaba por la lluvia. La respuesta fue: bueno, puedes quejarte y mojarte, o solo mojarte.

Exactamente eso.