Die beste Sprachschule in Wien

Una semana difícil (con soluciones)

Por primera vez en nuestra relación, el idioma alemán y yo hemos tenido una pelea.

Desde que lo estudio, ha sido la primera vez que me sentí frustrado. Durante una semana perdí el ánimo de ir a la escuela, de hablarlo entre mis amigos. Me entró una corriente de preocupación que no me dejaba tranquilo. Estuve de mal humor.

Después de pensar y consultar qué hacer decidí conversarlo con la escuela y la respuesta fue mejor de lo que esperaba. Conversé con Lisa, una mujer alta con perfecto inglés quién cuando me vio entrar por la puerta de su oficina, dejó de hacer lo que estaba haciendo para escuchar mi pequeño inconveniente. Me escuchó atentamente. Conversamos, me dio tranquilidad y me propuso alternativas que adopté y ahora me hacen sentir mucho mejor.

Ahora viene a mi memoria la primera vez que fui a la Deutscheakademie, para averiguar los costos, los programas, y me atendió muy bien una mujer que hablaba también español. No recuerdo bien su nombre, solo recuerdo que empezaba con D. Pero no exagero cuando digo que tomé la decisión de estar en la academia por su carisma y buen trato. Hace poco la vi y se lo agradecí. Y así me sucede con cada uno de ellos, cuando he acudido a preguntar algo, siempre sale todo bien.

Este pequeño post es para agradecer a esas personas que trabajan en la administración de la escuela, que montan todo el aspecto administrativo con buen humor, inteligencia y seriedad. No estoy muy acostumbrado a salir contento de una oficina administrativa, así que, en verdad muchas gracias por su trabajo.

Mientras tanto, el alemán y yo nos hemos reconciliado.